Cuando lo escuché por primera vez estaba algo pequeña, apenas y me podía las tablas de multiplicar; pero hice mis cálculos, vi que su resultado 490 (valor que significaría las veces a perdonar) y dije: iiijjjjjj, parece una cantidad razonable, para el montón de gente que hay y las muchas veces que me ofenden!… Aún así, quedaba una sola duda: ¿Y después? ¿Qué pasa después? Tengo derecho a NO perdonar nunca más, después de las 490 veces (u ofensas) que perdoné?
Pero a medida ha pasado el tiempo, he crecido y madurado, y he logrado entender mejor, aunque sinceramente, no fue sino hasta ayer, que el padre hablaba en la Homilía, lo supe razonar y comprender mejor: Aunque tiene muchos significados,
obviamente la idea no es perdonar, precisamente las 490 veces, en toda mi vida y aunque tomáramos como ejemplo la cifra de la que se habla en la Biblia (70 x 7 = 490), realmente significaría perdonar 490 veces a CADA persona, no 490 en TODA MI VIDA. Hagan el cálculo si perdonan a lo largo de su vida 490 veces a cada una de las personas que los ha ofendido… Realmente este cálculo podría dar un número exorbitante e impronunciable, lo cual se traduce a: ¡Perdonar infinito número de veces, de ofensas!
La infinita Misericordia de Jesús nunca se acaba, tampoco el perdón de Dios
Y ese es verdaderamente el significado de esta cita, comprobado con las simples cifras que tomó, simbólicamente, como ejemplo nuestro amadísimo Jesús, que perdonemos infinitamente como Dios lo hace con nosotros (y como lo rezamos, espero en Dios, a diario en la oración del Padrenuestro), o al menos, si es que queremos que Dios perdone nuestros pecados, como nosotros perdonamos a los que nos ofenden… Tal vez muchos de ustedes no habían puesto cuidado a ese pedacito del Padrenuestro, que es un verdadero compromiso a perdonar a nuestros hermanos, nuestro prójimo, pues le pedimos a Dios, literalmente: Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
El Señor nos llama a PERDONAR, con el corazón, no con los pies ni con el hígado… Sepamos dar perdón, pues también nosotros, como tomo humano que erra, algún día necesitaremos que se nos perdone alguna ofensa, que hicimos a nuestro prójimo, que también tiene la capacidad de sentir dolor y sufrir como nosotros.
No olvidemos buscar la confesión, para la liberación de nuestros pecados y el Santísimo Sacramento de Jesús Eucaristía, para alimentar nuestro espíritu.
Bendiciones a todos.
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Para encontrar más citas del Perdón: http://www.psicologiapopular.com/perdon_%20biblia.htm
Entre lo cotidiano y Dios 
el perdón es una manifestación del gran amor divino.
Unos de los mayores retos a enfrentar a la hora de perdonar son el sanar las heridas y el ver al otro con los ojos de Dios, sin rencores ni resentimientos.
Pienso que ya ejemplo de eso nos lo dió Jesús al sufrir una pasión y una muerte tan tormentosa, ocasionada por los mismos a quienes el redimiría con su muerte, y todo lo sufrió tan humildemente, en silencio y perdonando.
Debemos aprender también a dejar todo orgullo y aprender a pedir perdón, no sólo se trata de lo que otros puedan o no puedan hacer, sino de nuestros errores, recapacitar en cuántas ocasiones hemos hecho a otros lo que no quisiéramos para con nosotros.
Saber perdonar te ayuda a ser feliz, mantiene tu corazón sano, espiritual y físicamente, no te permitas vivir en la miseria del rencor.
¡Paz y bien! 🙂
me gusto mucho su forma de discernir este versículo